Se trata del "diario no expurgado" de Anaïs Nin, del turbulento período entre 1932 y 1934, publicado sin censura... cruda exposición de la lucha de una mujer por hacer las paces consigo misma y redimirse en el acto mismo de escribir (citas de la contratapa). Quizás conociendo mi inclinación por los diarios de vida femeninos, o quizás notando mi interés de entonces por esta autora, mi padre me regaló éste, edición Emecé 1995, creo que el mismo año.
De vuelta de vacaciones, hace unos días, algo me llamó a buscarlo y volver a encontrarlo... extrañaba este tipo de lectura-escritura, tan inútil como necesario: nuestra biografía humana, nuestra vida emocional...
Así es que me veo y reconozco a veces: en el filo entre cierta clase de optimismo estéril y la fertilidad de aquella tierra de sombras...
Citas a continuación...
Allendy me despertó por medio de la inteligencia cuando los sentimientos y la vida me ahogaban. Me dio la fuerza que me permitirá vivir mis pasiones y mis instintos sin morir como antes.
A veces me duele el haber trocado los sentimientos por inteligencia. Antes me creía más sincera. Pero si ser sincero significa arrojarse por la borda, era la sinceridad de la derrota. Suicidarse es fácil. Vivir sin un dios es más difícil. La borrachera del triunfo es mayor que la del sacrificio.
Ya no necesito hacer tanto para encubrir la insuficiencia de mis transmutaciones interiories, para sustituir la falta de entendimiento. Necesito hacer poco, pero con mucha fuerza (p.18)
A Eduardo. Echemos una mirada objetiva sobre nuestra relación: hay guerra entre nosotros. Nos odiamos profundamente. Nos odiamos porque nuestras emociones y actitudes son diametralmente opuestas. Hasta ahora nuestra necesidad de amor nos había llevado a la necesidad de demostrarnos ternura. Me faltaban fuerzas para borrarte de mi vida, tal como indicaban la biología, los planetas, las emociones, la metafísica y el psicoanálisis. Y a tí te faltaban fuerzas para odiarme, que era lo mejor que podías hacer (...) Anoche fue mi última interferencia y no se debió al afecto sino al odio: deseo que el hombre que amé hubiese sido diferente.(p.26)
Mi susceptibilidad prolonga las repercusiones de otros amores más de lo necesario y a veces las confundo con un impulso verdadero, como durante las infrecuentes reapariciones de John Erskine durante mi vida con Henry" (p.27)
De vuelta de vacaciones, hace unos días, algo me llamó a buscarlo y volver a encontrarlo... extrañaba este tipo de lectura-escritura, tan inútil como necesario: nuestra biografía humana, nuestra vida emocional...
Así es que me veo y reconozco a veces: en el filo entre cierta clase de optimismo estéril y la fertilidad de aquella tierra de sombras...
Citas a continuación...
Allendy me despertó por medio de la inteligencia cuando los sentimientos y la vida me ahogaban. Me dio la fuerza que me permitirá vivir mis pasiones y mis instintos sin morir como antes.
A veces me duele el haber trocado los sentimientos por inteligencia. Antes me creía más sincera. Pero si ser sincero significa arrojarse por la borda, era la sinceridad de la derrota. Suicidarse es fácil. Vivir sin un dios es más difícil. La borrachera del triunfo es mayor que la del sacrificio.
Ya no necesito hacer tanto para encubrir la insuficiencia de mis transmutaciones interiories, para sustituir la falta de entendimiento. Necesito hacer poco, pero con mucha fuerza (p.18)
A Eduardo. Echemos una mirada objetiva sobre nuestra relación: hay guerra entre nosotros. Nos odiamos profundamente. Nos odiamos porque nuestras emociones y actitudes son diametralmente opuestas. Hasta ahora nuestra necesidad de amor nos había llevado a la necesidad de demostrarnos ternura. Me faltaban fuerzas para borrarte de mi vida, tal como indicaban la biología, los planetas, las emociones, la metafísica y el psicoanálisis. Y a tí te faltaban fuerzas para odiarme, que era lo mejor que podías hacer (...) Anoche fue mi última interferencia y no se debió al afecto sino al odio: deseo que el hombre que amé hubiese sido diferente.(p.26)
Mi susceptibilidad prolonga las repercusiones de otros amores más de lo necesario y a veces las confundo con un impulso verdadero, como durante las infrecuentes reapariciones de John Erskine durante mi vida con Henry" (p.27)
Es al estar tendida en el sófá con Henry, al oír el chasquido de la cuerda de la guitarra al romperse, que experimento afectivamente la comprensión del fin de mi amor por Hugh, y no mediante una recopilación de meditaciones sobre sus cartas amarillentas o las arrugas de la manga de su saco. Es al cocinar en Clichy cuando comprendo el significado de mi infancia, no al leer el prefacio de Freud al diario íntimo de una niña. (p.55)
Ilusión de renovar el proceso psicoanalítico - tal vez con Rank- para ver si puedo completar mi confianza nacida a medias. En este momento la sublimación me es imposible. Estoy en movimiento, voraz, desesperada, íntegra, y no puedo sublimar. No puedo recibir más orientación analítica de Allendy. Sólo quiero sus besos. He pensado en él durante todo el día, he querido escribirle, llamarlo por teléfono. Pasé la noche en vela: ¡escribiendo cartas, planificando escenas, mentiras! (p.102)