miércoles, 2 de julio de 2008

Otra de Anais Nin



Rebelión de la mujer artista, a quien, por comprender el trabajo de los hombres y ser menos absorbente que nadie, no se la trata como mujer. La mujer primitiva, que absorbe toda la vida del hombre y detesta su trabajo, consigue todo lo que quiere. A mí me aman los egocéntricos porque me ajusto a los esquemas de sus creaciones. Y estoy cansada del amor egocéntrico. Cansada. Mortalmente cansada. No pido que el hombre abandone su trabajo por mí. Entro en el trabajo, lo alimento, lo apoyo, pero cuanto menos pido, más se me trata como colaboradora. Estoy harta de eso. He cumplido ese papel de maravillas. Soy la mujer a la que acuden los hombres cuando se cansan de la mujer primitiva. Pero esa mujer primitiva que rabia y brama y exalta sus derechos, que destruye y desdeña la obra, esa mujer siempre consigue la mejor parte de la vida de los hombres. Ellos vienen a mí cuando quieren crear, cuando anhelan un poco de paz y comprensión, y estoy cansada de ese bello papel. Me halagan y elogian porque no soy 'encombrante', porque me ajusto a su esquema. Y matan a la mujer que hay en mí.
Texto de "Incesto", op. cit.

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