jueves, 28 de agosto de 2008

Lo que los humanos seremos capaces de hacer...



Y a propósito de la última película, "los soñadores", me resultó algo complejo hacer algún comentario, pero me surge ahora el tema de la cara interna y externa de los procesos humanos... cómo se encuentran y desencuentran biografías personales, afectivas, emocionales con la coyuntura histórica, políticas, sociales... sea en contextos de proyectos revolucionarios como en la película, o de simple desencanto como gran parte del tiempo por acá... y me parece que estamos tan perdidos adentro como afuera, me pregunto qué es lo que se mueve o no, cuál es la tendencia y es que a veces me parece tan dramático todo, perdido... pero otras percibo destellos de esperanzas, personas, ideas muy fuertes, caminos de cosas buenas, "la esperanza de un mundo mejor..."
Y la verdad es que hoy estoy un poco deprimida y apenas tengo energía para escribir estas cosas y otras que tenía en mente, como del caballero que hacía aseo en mi edificio, que siempre me pareció tan siniestro, como si en su humanidad se hubiese concentrado muchas sombras, abyecciones, violencias quizás, que lo convirtieron en el ser que resultó, con ese cuerpo, esa mirada, ese balbuceo, todo como una mezcla de rabia, odio y timidez... como si no solo hubiese sido un marginado social sino que además de este mundo... Bueno este señor, me entero esta semana, murió el viernes pasado de forma trágica: atropellado en una esquina de acá cerca. Era como si su destino hubiese estado marcado, tan marcado...
Y yo, que sigo de este lado, estoy sin saber muy bien qué hacer, ni con mis sentimientos, ni con lo que se supone que tengo y quiero hacer, en esta vida, en este mundo, digo.

sábado, 23 de agosto de 2008

Poniéndome al día


Volví a escribir, a leer, a bailar, a ver gente. También a las penas del corazón, pero la vida es mucho mejor con películas, con libros, cuadernos, amigos y bellezas poesías. Eternamente mi hija por cierto, con quien vemos videos de flamenco y le salen unos olés precisos y preciosos!
Y bueno, voy ahora a mis últimas películas (buenas) vistas:
El Brindis. "historia de Emilia (Ana Serradilla) una mujer cercana a los 30 años, muy segura de si misma, y que viene a Chile no muy convencida de visitar a su padre, Isidoro (Pedro Soriano)". Bonita película, bellas imágenes de Valparaíso, aunque al final no me quedó claro el "porque nunca es tarde para empezar de nuevo" y la cuestión que queda entre lo inexorable y el flujo de la vida, la solución tal parece ir por el camino del perdón, de la religión y de la familia o el "pertenecer". La identidad colectiva y la raíz. Tema aparte la pena-rabia que me da el tema del que pretende convertirse en "papá" recién cuando está a punto de morirse, a propósito de mi hija y de uno que brilla por su ausencia. Pero incluso en esos últimos momentos al parecer es posible reparar algo. En fin.
El Perfume, que la verdad me quedé dormida la primera vez que la intenté ver pero cuando conseguí verla completa quedé absolutamente sorprendida, pero no con toda la película sino hacia el final. Porque no leí el libro y nunca me interesó la historia realmente, tampoco me generó nada especial el tema del "sentido" en cuestión. Me quedo con el asunto del impacto y las marcas en el nacimiento, que en este caso implicó la negación para el protagonista de lo que acaso es lo que nos constituye como seres humanos: la capacidad de amar y ser amados. Habiendo conseguido la fórmula de seducir a la humanidad toda, un poder absoluto sobre el "deseo" por la vía de un perfume -mezcla precisa de esencias de vida y belleza-, su falta fundamental le llevaría al otro extremo de su destino: regreso al lugar de origen para ser devorado y devuelto a la nada de donde vino, al olvido, a la única comunión posible para un ser que, aun con tan insólitos poderes, resultó tan desgraciado.
Amar te duele. Esta la volví a ver, es mexicana y las dos veces anteriores que la ví me gustó muchísimo y de nuevo esta vez. Es una historia muy simple y adolescente, del tipo Romeo y Julieta pero que pone el tema de las diferencias de clase como el conflicto irreconciliable, no para los amantes por cierto, sino para el resto de la "sociedad". La música está buenísima y también las imágenes y referencias a la ciudad de México y a las culturas urbanas - juveniles. Esta tenía ganas de regalársela a alguien, pero esta semana todo se fue a la rechingada...
Mañana voy por Los soñadores, recomendación de un amigo. A ver si leo también luego el libro de Kundera, que me tomo las recomendaciones muy en serio eh!
Sigo con esto, como con tantas cosas ¿no?

viernes, 8 de agosto de 2008

Si de andar por los bordes...


Todavía no lo termino pero casi... y temo a este nuevo e inminente final... ¿qué acompañará mis insomnios de madrugadas, las cotidianas angustias de mis conocidas faltas? ¿Se acabará esta fiesta que me encontré en el centro del vacío?
En fin, por ahora, disfruto. Dejo citas anotadas en mi libretilla actual, compañera de caminos y de velador 4:00 AM.
"No es cierto que la esperanza sea, como alguien dijo, la resistencia del ser ante las previsiones de su mente. No. Es el humor, la verdadera resistencia de fondo.
El humor es la verdadera esencia del cosmos y de lo que hay más allá de éste."
"Observé que tenían tendencia a comportarse como niños y jugaban inocentemente con bolas de nieve que se arrojaban entre ellos al tiempo que de repente, como si se tratara de descansos en la diversión, se aproximaban muy peligrosamente a los abismos del paisaje, como movidos por una repentina necesidad especial de investigar con sus gafas negras el vacío profundo que les rodeaba. Parecían quedarse muy extrañados con lo que veían cuando en realidad no veían nada".
"El abogado de Oaxaca quiso desviar la conversación, no preocuparla más, y durante un rato se dedicó a hablarle de la idiosincracia de su país. Le explicó que las relaciones del mexicano con los otros estaban teñidas de recelo "Cada vez que el mexicano se confía a alguien, cada vez que se abre, abdica. Y teme que el desprecio del confidente siga a su entrega", le dijo. Y le explicó que esa reacción no procedía únicamente del temor a ser utilizados por nuestros confidentes, sino de la vergüenza de haber renunciado a la soledad."